En algunos casos cuando un paciente es intervenido de cáncer de tiroides, tiempo después se observa que el tumor aparece de nuevo. En estos casos podemos hablar bien de persistencia o bien de recidiva
La recidiva es la reaparición del tumor tras un periodo más o menos largo con ausencia de enfermedad.

En función de dónde se localice, la recidiva puede ser:
Local: Cuando se da en el lecho tiroideo.
Regional: Cuando se da en los ganglios linfáticos.
Locorregional: Cuando se da en la misma zona donde estaba localizado el tumor original
A distancia o metástasis: cuando aparece en un órgano distinto al del tumor de origen.

Hablaremos de persistencia cuando, aun a pesar de una buena cirugía, en el momento de la intervención quirúrgica no existía un hallazgo morfológico y por tanto no se pudo ver el tumor por no tener un tamaño suficiente.

Afortunadamente el cáncer de tiroides es un tumor de crecimiento muy lento y existen unos tiempos para poder actuar de la mejor manera y plantear la mejor cirugía posible por un equipo médico multidisciplinar, y con ello obtener mejores resultados y evitar la persistencia.

Como nos explica en el siguiente vídeo el cirujano Dr. Álvaro Larrad nos da más detalles sobre los tipos de recidiva, sobre cómo actuar ante estos casos y qué pruebas diagnósticas son las que pueden servir a los médicos para confirmar o descartar la recidiva, incidiendo en que la primera cirugía es sumamente importante

En el caso de tener que reintervenir de nuevo, la observación y el seguimiento de los pacientes es una herramienta fundamental para saber cuándo hay que hacerlo. En estos casos, según sea la clasificación dinámica de riesgo del paciente, los plazos se pueden dilatar más o menos, teniendo en cuenta que no se pueden realizar innumerables intervenciones, además de que el porcentaje de curación disminuye con cada intervención.

Grupos de riesgo de recidiva

Grupos de riesgo de recidiva

Según nos indica el Dr. Larrad existen técnicas de imagen para confirmar o descartar la existencia de persistencia o recidiva.

Si se sospecha que la recidiva está en el cuello la mejor técnica diagnóstica es la ecografía.

Si la recidiva está a distancia se pueden usar otras técnicas de imagen como son el TAC de cuello y tórax, la radiografía de tórax, la resonancia magnética, el PET/TAC y la gammagrafía.

En el próximo artículo el Dr. Larrad nos explicará el tratamiento de la recidiva en cáncer de tiroides.



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