¿Has detectado un bultito en el cuello y tras realizarte una serie de pruebas diagnósticas ya sabes que se trata de un nódulo en tu tiroides?

El nódulo tiroideo se produce por un crecimiento anormal de las células tiroideas formando un tumor dentro del tiroides.

Aunque la gran mayoría de los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos) pero una pequeña proporción de estos nódulos pueden contener enfermedad tumoral. Es por ésta posibilidad que la evaluación de un nódulo tiroideo está dirigida a descubrir un potencial cáncer de tiroides.

En España se diagnostican cada año 46.000 nuevos casos de nódulos tiroideos de los que el 85% son benignos. En algunos casos el CDT es diagnosticado en mujeres en edad fértil e incluso estando embarazadas, y por tanto abordaremos la evolución de nódulos benignos y malignos en relación a los cambios que supone un embarazo

Si es un nódulo benigno el embarazo no lo transformará en maligno.

AECAT ha preguntado al Dr. Juan Carlos Galofré, endocrinólogo en la Clínica Universitaria de Navarra quien nos explica que “una mujer embarazada con un nódulo tiroideo benigno debe de seguir los cuidados habituales. Los cambios que se producen durante la gestación pueden hacer crecer su nódulo, como también pueden salir otros nódulos nuevos pero no supone riesgo de que ese nódulo malignice y se transforme en cáncer de tiroides”

Cuando el nódulo es maligno

En caso de embarazo con nódulos malignos, por norma general, los tratamientos con cirugía y radioyodo se pospondrán al término del período de gestación

Es muy importante saber en qué mes de gestación está y el tamaño del nódulo. Por norma general se pospone la cirugía hasta el final de la gestación, así nos lo cuenta el Dr. Juan C. Galofré: “se recomienda que el nódulo no sea tratado quirúrgicamente hasta que la mujer dé a luz”

Las cirugías en el primer y tercer trimestre no son recomendables pues aumentarían el riesgo de aborto. La gestación necesita que exista una óptima coordinación de múltiples procesos biológicos. Las alteraciones en dichos procesos naturales pueden provocar cambios que conlleven al aborto espontáneo. Además la anestesia también afectaría al normal desarrollo fetal.

Cuando es necesaria una tiroidectomía se puede realizar en el segundo trimestre, pero la radiación debería aplazarse hasta después del embarazo.  Lo más frecuente es seguir el nódulo con ecografías y posponer la cirugía del nódulo a término del embarazo.


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