Esta segunda parte de la ponencia del Dr. Juan A. Vallejo Casas se centra en explicar el papel del radioyodo en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de tiroides.

El yodo es un agente de diagnóstico que sirve de terapia: si las lesiones captan yodo van a permitir tratar al los pacientes además de determinar la localización o el estado de la enfermedad y el modo de tratarla.

En el año 1938 se sintetizó por primera vez el 131-I que actualmente se utiliza en la terapia de cáncer de tiroides, en 1942 se describió la captación de yodo en las neoplasias tiroideas y en 1946 se reportó por primera vez la curación de una paciente con una neoplasia metastásica de cáncer de tiroides.

Para saber más sobre cómo actúa el radioyodo y la importancia de la ablación, capaz de reducir al 50% la tasa de recurrencias, puedes ver esta parte de la ponencia del Dr. Vallejo Casas en la que explica los últimos cambios en las indicaciones, las nuevas opciones terapéuticas que se plantean con dosis bajas o los perfiles que no precisan radioyodo.  

Nuevas opciones de tratamiento que deben evaluarse siempre dentro de un equipo multidisciplinar, esencial a la hora de decidir el perfil de riesgo de cada paciente y qué tratamientos y dosis de radioyodo se debe administrar en cada caso.

En palabras del Dr. Juan A. Vallejo Casas  «Esta es una enfermedad absoluta y claramente ejemplo de multidisciplinariedad, donde todo el mundo debe poner lo mejor de sus conocimientos para ofrecer al paciente el mejor tratamiento».

Preparar el radioyodo estimulando la TSH

Para que la terapia con radioyodo sea más eficaz se busca estimular la  TSH para que esté elevada.

El procedimiento clásico consistía en retirar la terapia hormonal, deprivando a los pacientes, lo que les lleva a sufrir los efectos del hipotiroidismo: alteraciones emocionales, cognitivas, efectos somáticos cardiovasculares que muchas veces cursan bajas laborales.

Todo esto conlleva a una disminución de la calidad de vida que en algunos casos lleva a los pacientes a que se niegan a pasar por la deprivación.

Ante esto, en la actualidad existe otra vía de terapia es el uso de la TSH recombinante, que eleva la TSH mediante dos inyecciones previas al tratamiento sin necesidad de retirar la dosis diaria de tiroxina y permitiendo por lo tanto continuar con una vida normalizada consiguiendo la misma efectividad.

En relación a las nuevas indicaciones se ha visto que permite su uso de dosis más bajas de Radioyodo exponiendo menos al paciente a los efectos secundarios y obteniendo los mismos resultados que con la deprivación.

Para ver el análisis que el doctor Vallejo hace de estas dos formas posibles de preparación para el radioyodo junto con los estudios que valoran la efectividad de las bajas dosis puedes ver este vídeo:

Vislumbrando el futuro del tratamiento

El crecimiento de este tipo de tumores es lento y las cirugías son cada vez mejores. Ante esto se están realizando cambios que buscan la normalización de la vida del paciente durante el tratamiento.

Por eso en un futuro próximo se debería realizar la estimulación con TSH recombinante en la gran mayoría de casos y se reservarán las dosis más altas de Radioyodo para pacientes considerados de alto riesgo, apostando por las dosis más bajas en pacientes con riesgo bajo o intermedio, reduciendo así su exposición a la irradiación. Habrá pacientes considerados de muy bajo riesgo que ya no pasarán por este tipo de terapia.

Por último la investigación actual está haciendo mucho hincapié en dirigir la búsqueda de tratamientos para tumores que ya no responden al Radioyodo, para tumores avanzados, para ofrecer opciones que antes no existían y poder tratar a pacientes sin opción terapéutica hasta hace pocos años.

En la actualidad ya está aprobado por la Comisión Europea el primer medicamento para este tiempo de tumores: el Sorafenib, el cual aún no está aprobado en España pero se puede obtener como medicamento fuera de indicación.