En el informe presentado por aecat el pasado año sobre la percepción Social del Cáncer de Tiroides, una de las preguntas planteadas en la encuesta realizada fue: ¿Sabe usted que la presencia de nódulos en el cuello es un factor de riesgo de padecer un tumor maligno y que debe consultar al médico si detecta alguno?
La presencia de nódulos en el cuello es un factor de riesgo que no es desconocido para la población. Un 70% sabe que puede estar asociada a un tumor maligno. Asimismo, se conoce el mayor riesgo entre las mujeres y entre las personas de más de 50 años que en el resto de la población.
¿Qué es un nódulo tiroideo?
El término nódulo tiroideo se refiere a cualquier crecimiento anormal de las células tiroideas formando un “bulto” o tumor dentro de la tiroides. Los nódulos de la glándula tiroides son relativamente comunes y en la mayoría de los casos benignos (no cancerosos). Sin embargo, una pequeña proporción de estos nódulos sí pueden ser cáncer de tiroides. Por esta razón es importante su seguimiento y evaluación.
Los tipos de nódulo tiroideo no cancerosos más comunes son los llamados nódulos coloideos, la hiperplasia nodular, quistes o los focos de tiroiditis. Aproximadamente sólo el 5% de los nódulos tiroideos en los adultos son cancerosos. En los niños el porcentaje puede ser más alto (20 a 30%).
La mayoría de los nódulos tiroideos no causan ningún síntoma. Su médico generalmente los puede descubrir durante el examen físico de rutina o usted puede notar un bulto en el cuello al palpárselo o mirarse en el espejo.
Puede presentarse como un nódulo individual o varios nódulos (múltiples), puede ser un nódulo pequeño, solitario y sin síntomas, detectado de forma incidental, o presentarse como un nódulo de gran tamaño. Los nódulos grandes pueden ejercer presión contra otras estructuras en el cuello, provocando síntomas como: bocio, glándula tiroides agrandada o tumoraciones en el cuello, ronquera o cambio de la voz, dolor en el cuello, dificultad respiratoria, dificultad para deglutir, etc…
Los nódulos tiroideos se clasifican en nódulos “fríos” y nódulos “calientes”. Los nódulos “fríos” no tienen una función específica, sin embargo pueden crecer sin control y, en raras ocasiones, convertirse en malignos. Los nódulos “calientes” (denominados nódulos o “adenomas autónomos”) pueden producir hormonas tiroideas en grandes cantidades y son más comunes. Por regla general, estos nódulos no son malignos, sin embargo, pueden ocasionar hipertiroidismo (tiroides hiperactiva) con síntomas como: piel pegajosa y fría, pulso acelerado, aumento del apetito, nerviosismo, Inquietud, rubor o sofoco de la piel, pérdida de peso…
Por lo tanto, cuando se sospecha la formación de un nódulo, es importante identificar el tipo del mismo para evitar posibles riesgos. No siempre los nódulos requieren tratamiento. En algunos casos, dependiendo del tipo y tamaño, su desarrollo sólo se deberá controlar con cierta frecuencia.
¿Cuáles son las pruebas para su diagnóstico?
En el diagnóstico diferencial de los citados nódulos deben considerarse varios factores como características clínicas, edad, sexo, antecedentes personales y familiares, así como resultados de exámenes complementarios.
En el siguiente cuadro encontrarás los datos clínicos sospechosos de malignidad, los pasos para su evaluación y las posibilidades de diagnóstico del PAAF
Datos clínicos sospechosos de malignidad según historia clínica y exploración física |
Historia familiar de cáncer de tiroides o neoplasia endocrina múltiple (MEN) Nódulo de rápido crecimiento, consistencia firme, adherido a planos profundos Historia de irradiación de cabeza/cuello Historia de trasplante de células hematopoyéticas Sexo masculino Menos de 30 años y más de 60 Síntomas compresivos Adenopatía cervical Parálisis de una cuerda vocal |
La evaluación de un nódulo tiroideo pueden incluir: |
• Examen físico. Este debe incluir un examen laríngeo (revisión de las cuerdas vocales). • Exámenes de laboratorio de la función tiroidea (exámenes de sangre). • Ecografía de cuello. • Biopsia por aspiración con aguja fina (PAAF) normalmente guiada por ecografía. • Radiografía de tórax. • Gammagrafía tiroidea con baja dosis de yodo radioactivo o tecnecio. • Tomografía Axial Computerizada (TAC) sin medio de contraste con yodo u otras pruebas imagenológicas • Otras pruebas de laboratorio, que pueden incluir marcadores moleculares, para los pacientes con nódulos tiroideos indeterminados. |
La PAAF proporciona los siguientes diagnósticos citológicos: |
1. Benignidad: nódulos macrofoliculares o adenomatosos/hiperplásicos, adenomas coloides, bocio nodular y tiroiditis autoinmune. 2. Lesión folicular de significado indeterminado: lesiones con células atípicas o nódulos mixtos macro/microfoliculares. 3. Proliferación folicular: nódulos microfoliculares, incluyendo lesiones de células de Hürthle. 4. Sospechoso de malignidad. 5. Malignidad. 6. No diagnóstica |
Su médico determinará las pruebas diagnósticas a utilizar en su caso. No dude en preguntar los beneficios de cada una:
De laboratorio :
- Tirotropina TSH (se realiza de forma rutinaria) si está elevada se determina T4 libre y anticuerpos antiperoxidasa (Ac-TPO), si está descendida, T3 y T4 libre.
- Calcitonina: se determina en los casos en que exista una historia familiar de carcinoma medular de tiroides (CMT) o neoplasia endocrina múltiple (MEN), y en citologías sospechosas de malignidad.
- Tiroglobulina Tg: No es necesaria la determinación rutinaria.
Ecografía
Es la primera técnica de imagen que se debe hacer tras el diagnóstico clínico. Resulta de gran sensibilidad, aunque no determina el diagnóstico de malignidad Puede detectar nódulos no palpables, determina el tamaño del nódulo y el volumen del tiroides y diferencia quistes simples (bajo riesgo de malignidad) de nódulos sólidos o mixtos (5% de riesgo de malignidad) .Facilita el seguimiento en el tiempo de los cambios evolutivos. Además, la ecografía proporciona información para la realización de la punción aspiración con aguja fina (PAAF) y en el caso de realizarse, le sirve de guía.
Punción aspiración con aguja fina PAAF
La PAAF es la mejor prueba diagnóstica en el estudio del nódulo tiroideo, pues proporciona la información más directa y específica sobre su naturaleza y eventual indicación de tratamiento quirúrgico. La biopsia por aspiración con aguja fina es la forma más confiable de determinar si un nódulo es benigno, definitivamente canceroso, o probablemente canceroso. La PAAF no siempre puede determinar con certeza si se trata definitivamente de un cáncer (PAAF con resultado de células indeterminadas). En este caso, se utiliza el análisis de patología después de una cirugía tiroidea para determinar el diagnóstico.
Radiografía de tórax
Aunque no son necesarias otras exploraciones radiológicas de rutina, la radiografía de tórax informa sobre la posible compresión y desviación traqueal y, eventualmente, de la presencia de metástasis macroscópicas.
Gammagrafía
La exploración isotópica del tiroides con 123I o 99Tc permite realizar el estudio morfofuncional de la glándula. Delimita nódulos calientes, isocaptantes y fríos; pero no es un método que permita, en la mayoría de los casos, discriminar benignidad de malignidad y su realización no es útil, de forma rutinaria, en el estudio del nódulo tiroideo. Pero puede resultar efectiva cuando los niveles de TSH están descendidos (la confirmación de un nódulo funcionante obvia la PAAF), en los casos de PAAF indeterminadas y en el estudio de nódulos con extensión retroesternal.
La importancia clínica de la evaluación de nódulos tiroideos es para excluir el cáncer de tiroides. Una vez que se descubre el nódulo, su médico tratará de determinar si el nódulo es el único problema de su tiroides o si toda su glándula tiroides ha sido afectada por una afección más generalizada tal como el hipertiroidismo o el hipotiroidismo. Su médico palpará su tiroides para ver si toda la glándula está aumentada de tamaño, si existe un solo nódulo, o si tiene muchos bultos o nódulos en la tiroides. Debe saber que los nódulos no palpables tienen el mismo riesgo de malignidad que los palpables y los nódulos únicos presentan similar grado de riesgo que las lesiones multinodulares. Respecto a los nódulos tiroideos no cancerosos, muchos de ellos no requieren tratamiento. Los exámenes de control son suficientes.
¿Cuándo debo contactar con un especialista?
Consulte con el médico si siente u observa una protuberancia o masa en el cuello o si experimenta cualquiera de los síntomas de un nódulo tiroideo.
Si ha estado expuesto a alta radiación en las áreas de la cara o el cuello.
Enlaces de Interés:
Preguntas que los pacientes hacen con más frecuencia PAAF en el manual de THYCA http://www.thyca.org/download/document/414/FNA+Spanish+excerpt+120803.pdf
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