La aparición de un nódulo en la región anterior del cuello debe ser siempre motivo suficiente para asistir a la consulta médica, pero no una causa de angustia para el paciente. Aunque es cierto que la prevalencia de nódulos tiroideos es muy elevada entre la población, sólo un pequeño porcentaje de ellos terminarán siendo malignos. Así lo explica el doctor Javier Aller, jefe de servicio de Endocrinología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, quien afirma que más del 50 por ciento de la población puede llegar a tener un nódulo tiroideo. Sin embargo, menos del 5 por ciento de dichos nódulos serán malignos. A pesar de que el porcentaje asociado a malignidad es muy bajo, el diagnóstico de un nódulo tiroideo “provoca con frecuencia en el paciente un cierto estrés y ansiedad ante la posibilidad de que se trate de un cáncer de tiroides”, añade el doctor Aller.
Reducir este estrés es, sin lugar a dudas, uno de los retos de los especialistas y, en este sentido, el jefe de servicio del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, considera que en la actualidad “el tiempo transcurrido desde la primera percepción del nódulo hasta el diagnóstico final es sin duda considerado excesivo por muchos pacientes que deben soportar la incertidumbre”. En este sentido, la reducción de las listas de espera sería clave, y para ello, una reivindicación clásica de las sociedades científicas de endocrinología ha sido, en opinión de este especialista, “poder disponer de un ecógrafo en los servicios de endocrinología de alto volumen que permitiera la realización de una primera ecografía en la misma consulta, sin necesidad de espera adicional”. En esta misma línea el doctor Aller puntualiza que “es necesario dotar a los centros de recursos suficientes para disminuir la lista de espera en la consulta de endocrinología y de algunas pruebas diagnósticas”, lo cual acortaría los plazos del diagnóstico y, por tanto, reduciría el estrés del paciente.
Sin lugar a dudas, los avances producidos en el desarrollo de las técnicas de imagen han contribuido a mejorar de manera significativa la detección de los nódulos tiroideos, ayudando a diferenciar los benignos de los malignos. Avances en pruebas de imagen como la elastosonografía o en técnicas de diagnóstico molecular como es el caso de la determinación de la presencia de mutaciones en BRAF mediante una punción aspiración con aguja fina (PAAF) “han demostrado ser útiles en el diagnóstico y su implementación podría evitar tiroidectomías innecesarias”, añade este experto. A pesar de ser herramientas diagnósticas que “no tienen un coste elevado y son compatibles con una política de racionalización del gasto”, aclara Aller, el problema es que hoy en día “no están accesibles en la mayoría de los centros”.
Tratamiento y pronóstico
Aunque no todos los tumores tiroideos son iguales, es importante señalar que aproximadamente el 95 por ciento de los cánceres de tiroides son carcinomas diferenciados, dentro de los cuales se contemplarían las variantes de papilar y folicular. En este sentido, el doctor Aller destaca que el carcinoma diferenciado de tiroides es “uno de los cánceres con mejor pronóstico y registra una tasa de supervivencia a 10 años de en torno al 95 por ciento de los pacientes”.
Una vez realizado el diagnóstico de un nódulo tiroideo, el tratamiento del mismo, en el caso de que éste sea maligno, será siempre quirúrgico. Dicha cirugía, tal y como explica el jefe de endocrinología del Hospital Puerta de Hierro consiste “en la extirpación completa del tiroides y los ganglios adyacentes”. Igualmente, “los pacientes operados precisarán tratamiento sustitutivo con hormona tiroidea durante el resto de su vida y tras la intervención, y en función del estudio histológico, a un porcentaje importante de pacientes se les recomendará tratamiento con Iodo 131”, aclara este experto. Puede ocurrir, aunque esto sólo se da en un porcentaje reducido de pacientes, que a pesar del tratamiento con yodo haya personas que presenten enfermedad progresiva. En estos casos, señala este experto, se utilizan “nuevos tratamientos, como los inhibidores de tirosina cinasas, que han mostrado efectos beneficiosos pero que aún no cuentan con indicación aprobada por las agencias reguladoras”.
El cáncer de tiroides en cifras
Hoy en día la incidencia del cáncer de tiroides en España es de aproximadamente 5 casos por 100.000 habitantes y año. Los datos del Observatorio Europeo del Cáncer indican que a lo largo de 2008 se diagnosticaron en nuestro país aproximadamente 2.400 nuevos casos. Este tipo de cáncer es entre 3 y 4 veces más frecuente entre mujeres que en hombres y el diagnóstico suele producirse mayoritariamente entre los 20 y los 40 años de edad. Estudios recientes indican que su incidencia ha aumentado llamativamente en las últimas décadas debido, posiblemente, a los avances en las técnicas de diagnóstico. Sin embargo, dicho aumento en la incidencia no se ha acompañado de un aumento de la mortalidad.